Eran las seis y doce minutos de esta mañana de septiembre cuando el señor de barbas salía de su casa rumbo a su coche a encontrarse contigo, al abrir la puerta trasera del vehículo instintivamente ha mirado hacia el cielo en busca de ella, la testigo de los quereres; él con una mirada de confidentes la ha mirado fijamente, han sonreído y ella rauda ha ido a tu encuentro para rozarte con su velo y llevarte los besos del señor de barbas.
La Sala de los Ecos
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La nave flotaba en un silencio profundo. En su interior se abrió un espacio
distinto, como si los muros se hubiesen disuelto y se filtrase un aire
nuevo. E...
Hace 2 meses
