
Supongo que para muchos ha sido una noche eterna, con muchos excesos, con mucha alegría y esperanza en que el nuevo año se le dé mejor, o por lo menos como el anterior. Espero, de todo corazón que esa alegría tan inmensa que tenemos al recibir el nuevo año no se transforme en una mera anécdota. Esa fuerza que tenemos al tomar las uvas que siga reinando en nuestros 365 días del nuevo año.
Disfrutemos de lo que realmente merece la pena, aprendamos a apreciar lo que tenemos y dejemos de lado esos deseos casi inalcanzables que no nos permiten disfrutar realmente de lo que tenemos con nosotros.