Ayer por la tarde y aprovechando que hacía un día espectacular salí con mi cámara para plasmar la brillantez del día, un día azul y limpio, de esos que suel haber aquí en Pamplona cuando tenemos ese vientecillo del norte, el cierzo, que no deja subir demasiado las temperaturas pero que limpia la atmósfera de una forma muy especial, da un brillo que casi hace daño a la vista. Bueno, el caso es que me dí cuenta que el verde mayo va desapareciendo y junio va adentrándose en los campos de cebada, hecho que me atrajo e hizo que olvidara mi objetivo, la brillantez del día, y entonces me centré en el dorado de los campos.
La Sala de los Ecos
-
La nave flotaba en un silencio profundo. En su interior se abrió un espacio
distinto, como si los muros se hubiesen disuelto y se filtrase un aire
nuevo. E...
Hace 2 meses
