Lugar en el que con breves pinceladas de sentimientos y de fotos intento transmitir mis distintos estados de ánimo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Con la marea alta

Esta fue la íltima visión de mi paseo, sentado en un tronco a modo de banco mientras comía un bocadillo y leía unos fragmentos del libro que estoy leyendo de Aldous Huxley; la marea ya estaba subiendo bastante.
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Hendaye





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Paseando por el Dominio de Abbadía, Hendaye

Domingo 20 de marzo, amanece un radiante día en Pamplona y decido acercarme hacia la costa francesa a realizar el paseo que quise hacer hace varios fines de semana, pero que fue cambiado por otro no menos interesante.
Hoy disponía de todo el día para mí y tenía muchas ganas de caminar por aquellos lugares y acercarme a sus acantilados.
Durante el camino de ida pude observar cómo van cambiando las tonalidades de los bosques, todavía desnudos, aunque algunos árboles van floreciendo e incluso otros hacen ver sus brotes verdes. Realmente no recuerdo muy bien la música que me acompañaba, me temo que era Norah Jones, sí, era ella. La carretera que tomé fue la tradicional hacia Irún, mucho más rica en paisaje que la que toma la mayoría de la gente (la autovía del norte), es más entretenida aunque un poco más lenta.
Una vez que sobrepasas Hendaye, a escasos metros del castillo de Antoine D'Abbadie hay un parking pequeñito donde se puede dejar el coche tranquilamente, tomé mi mochila y mi cámara y me dispuse a caminar. Nada más salir del parking hay un paso de cebra que cruza la carretera comarcal de la costa, como es Francia se respeta bastante el tema de pasos de cebra; una vez al otro lado de la carretera se sobrepasa una casita muy francesa y ya te adentras por un caminito entre bosque, ya en pleno Domaine D'Abbadie, se comienza a escuchar los trinos de los pájaros, gaviotas alborotadas, algún que otro cuervo y comienzas con el bonjour a prácticamente a todo el que pasa, es un lugar muy frecuentado por caminantes, tanto de la zona como vascos y navarros que nos acercamos a pasar el día. La primavera se comienza a sentir en su suelo, molsos de violetas, prímulas, margaritas...... incluso algún árbol de laurel en flor. Pronto comienzas a divisar la costa dirección Biarritz, la marea estaba muy baja como se puede observar el la foto y el día estaba ligeramente brumoso. Tras un recorrido por bosque se abren unas hermosas praderas verdes en las que pude observar un par de ovejas a la sombra de tres árboles, tornando la mirada a la izquierda y en lo alto de la loma se divisa bien reconstruído el castillo, como de un cuento de hadas; yo continúo por el camino bordeando la costa perfumándome de ese intenso olor a mar, mar cantábrico, rico en algas, oxigenado y yodado; metiéndome por todos aquellos pequeños caminos que de cuando en cuando te aproximan a acantilados con hermosas vistas e incluso alguna pequeña playa que sólo aparece cuando la marea está baja. Hay momentos en los que divisas dos hermosos peñones en los que se contemplan perfectamente sus estratos y coronado por una colonia de gaviotas y algún que otro cormorán. Bordeando la sinuosa pradera y en dirección al castillo se avistan pequeños bosques, incluso una colonia de bambúes y en algún momento conseguí escuchar el cantar de algún faisán que venía de entre los árboles.
Es un paseo muy agradable que aconsejo hacerlo a todo el que guste de disfrutar de la naturaleza, el lugar es privilegiado por sus maravillosas vistas y sus sinuosas praderas terminando en una maravillosa playa a la que no quise acudir ayer, símplemente la divisé desde lo alto del acantilado y pude contemplar a los paseantes deisfrutando de un día no muy luminoso por esa especie de bruma que había.
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