Era domingo, 23 de marzo, y el invierno decidió regresar a la primavera de nuestras vidas sentimos su húmedo frio en nuestros ardientes labios después de que tú te cercioraras de que no había nadie a nuestro alrededor que interrumpiera nuestro ardiente deseo de estar unidos en un profundo beso. Cómo recuerdo tu mirada y el calor que despiden tus labios fundidos en los míos, ese rostro sonriente lleno de felicidad y satisfacción por sentirnos unidos en nuestros sentires sin necesidad de decirlo de palabra.
Pasan los días, hoy 28, y sigue creciendo algo en mi interior. Siento tu presencia en cada minuto de mis días y ayer osé decirte algo que no debía hacerlo, pero sabes que es cierto y ese sentimiento crece por momentos. No hace ni veinticuatro horas que nos refugiamos en tu portal a petición mía para sentirte cerca, para sentir el calor de tu cuerpo, sentir la fusión de tus labios en los míos, sentir tu querer en mi querer como dos adolescentes y ver cómo cada segundo que transcurre en mi vida tengo más necesidad de recogerte entre mis brazos hasta hacer sentir que sólo somos uno.
La Sala de los Ecos
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La nave flotaba en un silencio profundo. En su interior se abrió un espacio
distinto, como si los muros se hubiesen disuelto y se filtrase un aire
nuevo. E...
Hace 2 meses