A través de la cristalera del velódromo de Tafalla enrojeció el cielo en la primera tarde de Noviembre, quizás fuese el presagio de las incesantes lluvias que hemos tenido durante estos días, lluvias interminables que hoy parecen que han dado un pequeño respiro, y hasta molestaba la luz del sol que aparecía tímidamente entre las nubes que siguen cubriendo la zona. Esperemos que vuelva a salir el sol, de lo contrario el in vierno se nos ha echado encima demasiado pronto.
La Sala de los Ecos
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La nave flotaba en un silencio profundo. En su interior se abrió un espacio
distinto, como si los muros se hubiesen disuelto y se filtrase un aire
nuevo. E...
Hace 2 meses

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